Solo en otoño, después del ardor del verano, las montañas se dejan ver completamente desnudas, mostrando sus verdaderos colores, sus auténticas formas, sus cicatrices, ocultas durante once meses tras un vestido blanco. Sorpresa a veces, admiración siempre.
El buen conocedor del Pirineo, podrá descubrir más de una decena de tresmiles en la foto. (10.10.2015)
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